Fotografía:
Imagen Subliminal y Gabriel A. Martín
El edificio que hoy llamamos Torre 30 – Torre Ilunion se presentaba originalmente como un elemento urbano, fuerte, duro y anodino, alzándose como hito gris y austero al borde de la M30. Su inmejorable localización en lo que a su visibilidad urbana se refiere, invitaba desde el primer momento a desarrollar la intervención más allá de la mera actualización de sus espacios interiores de oficina.
Por ello, la ubicación en una ladera de fuerte pendiente, que vierte a la gran arteria de circunvalación rodada, y cómo toma contacto el edificio con el suelo, su nuevo acceso con total accesibilidad, su eficiencia y confort energético, unido a la oportunidad que representa su ubicación en su altura e imagen volumétrica y formal con los edificios colindantes, eran los retos a conseguir.
El concepto de esta torre nace precisamente como fruto de esa reflexión: Intervenir de una manera sensata al interior, y valiente al exterior, para dotar al mismo de un nuevo periodo de vida útil, ya que el edificio había quedado totalmente obsoleto.
Las bajas prestaciones térmicas de la envolvente preexistente clamaban por una mejora en la transmitancia de cerramientos, los amplios ventanales en todo su perímetro por un riguroso control solar; todo ello, por supuesto sin renunciar a unas vistas privilegiadas. El sistema de cerramiento instalado, una combinación de dos pieles (una de aislamiento exterior tipo SATE de Baumit, y otra más ligera y autónoma de chapa microperforada que la envuelve en su totalidad y no toca el suelo), pretende precisamente responder a esos condicionantes concediendo al edificio a su vez un volumen orgánico con una imagen contemporánea.
La primera piel, con su función aislante, controlando el flujo energético a través del cerramiento, sirve de soporte al color que se hace visible al exterior gracias a la iluminación nocturna estratégicamente diseñada tras la chapa microperforada. Esta a su vez, además de garantizar un riguroso control de las ganancias solares -gracias a su diseño basado en la parametrización de la trayectoria del sol-, sirve como un velo translúcido desde el interior y opaco desde el exterior, mostrándose neutro y contundente durante el día, para dar lugar a una apariencia transparente y ligera durante la noche.
Más allá de la innovación en su proceso de diseño y construcción, a la cabeza de las posibilidades actuales en tecnología constructiva actual, la verdadera singularidad de Torre 30 – Ilunion reside en su probada capacidad para dar una respuesta única y equilibrada a necesidades medioambientales, económicas, y urbanas, con un sentido claro, autónomo, sencillo y directo.
Antonio Ruiz Barbarin, febrero 2018.
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