Propuesta formal, funcional y espacialEl entorno construido de la Sala Polivalente tiene un fuerte carácter formal que está presente en la memoria de quienes lo conocen: tres edificios cilíndricos (les “tambours”) ocupan esa parte de la parcela albergando las clases de los pequeños y el comedor. El edificio asume la forma de sus vecinos para insertarse con educación en el sitio, como lo haría un árbol en un bosque, en un juego de iguales y diferentes.
El nuevo cilindro se implanta resolviendo los problemas de articulación que tenían los espacios intersticiales entre los tambores existentes, potencialmente fluidos y divertidos, pero hasta ahora acotados por cercados y barreras. Los espacios exteriores adyacentes (unos 3.000 m2) se reordenan para y mejorar los patios, reforzar la vegetación y racionalizar el aparcamiento. Gracias a la topografía de la parcela, un paso semienterrado para carga y descarga soluciona definitivamente el cruce de usuarios con los vehículos de servicio.
Tipológicamente, la condición polivalente de la sala incita a que sea flexible, abstracta y posibilista. Su forma circular y sus siete lucernarios cilíndricos, que aseguran la luz natural cuando se necesita, resuelven las funciones requeridas y acaparan la atención de los niños. Las operaciones radiales y perimetrales resuelven accesos y recorridos prolongando la percepción espacial de la sala y la experiencia del usuario a través de ella: se trata de un espacio que no quiere renunciar a tener su propio carácter, a conformar una atmósfera que permanezca en el recuerdo de sus usuarios.
Estrategia cuantitativa: más por lo mismoA nivel urbanístico, la construcción de la nueva Sala supone agotar los últimos metros ocupables de la parcela, sin embargo, la edificabilidad a la que daba derecho casi duplicaba las necesidades planteadas por el concurso.
En base al programa requerido inicial y a las necesidades reales del Colegio, se decidió apostar por agotar la edificabilidad permitida con el fin de ofrecer un edificio que, como una infraestructura capaz, pudiera albergar los usos requeridos, pero también resolver carencias funcionales del Colegio y acoger usos futuros y a la vista necesarios como: espacios de instalaciones, talleres y almacenes de mantenimiento del Centro y nuevas aulas. A su vez, la propia actividad del Colegio invitaba igualmente a pensar en aumentar el aforo de la sala, así como la capacidad de los espacios pre-escena y post-escena.
A cambio, había que encontrar y justificar las soluciones que hicieran viable esta estrategia a nivel económico: construir de manera simple, tanto formal como técnicamente, dejar por acondicionar los espacios “extra” propuestos, establecer prioridades, ofrecer posibilidades progresivas de mejora en cuanto a costes y en el tiempo y, finalmente, utilizar pocos materiales, fáciles y baratos.
Construcción y medioambienteLa estructura de hormigón armado, a la vez portante y paramento, es extremadamente eficaz: de nuevo, gracias a la forma, se logra, casi sin esfuerzo, una luz en voladizo, de hasta 35 m en el vestíbulo de acceso. Sin embargo, se renuncia de manera consciente a hacer exhibición de ello, más bien se asume con naturalidad los eficaces forros térmicos exteriores.
La propuesta prolonga su estrategia de inserción hasta convertirla en una estrategia arquitectónica en sí misma, que se traduce en excelentes resultados energéticos (63 kWh/m²año) y presupuestarios (1,4 M€ de PEC: 750 €/m²) gracias, fundamentalmente, al factor de forma del nuevo edificio. Los revestimientos empleados son de procedencia industrial: maderas recicladas (OSB), chapas perfiladas o extruidas, hormigones y pinturas. El resto consiste en poner árboles, muchos árboles.
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