El edificio de 30 viviendas de alquiler para jóvenes está situado en el extremo oriental del PAU de Carabanchel. Como otros nuevos ensanches de Madrid, esta zona presenta características —un viario sobredimensionado, edificios aislados entre descampados, viviendas vacías y comercios desocupados— que muestran el abrupto tránsito entre la época de la burbuja inmobiliaria y la presente crisis económica.
El edificio nació en la frontera entre estas dos épocas, en una pequeña parcela encajada entre dos grandes operaciones residenciales opuestas. Dadas las difíciles condiciones contextuales y su bajo presupuesto, la forma del edificio ofrece lecturas dobles que ilustran el carácter ciudadano en tiempos de cambio. Primero, se trata de un volumen cúbico e introvertido, pero los recortes en sus fachadas desdibujan su rotundidad y lo involucran con el entorno. Segundo, su piel es gruesa, oscura y rugosa como la de un elefante, pero al abrirse muestra unas grandes ventanas que confunden el interior de las viviendas en el paisaje. Finalmente, su diseño es riguroso y muy contenido, pero su planta —diseñada a partir de bandas cruzadas que contienen la estructura, instalaciones, cocinas, baños y armarios— es muy dinámica y ofrece una gran variedad de escenarios habitables.
La planta baja del edificio se ha liberado para permitir su uso al abrigo de la lluvia y el sol. Una serie de espacios comunitarios —salón de reuniones, aparcamiento de bicicletas, zonas de juegos y tendederos— alivian la superficie de las viviendas y ayudan a generar un sentimiento de comunidad y de pertenencia que garanticen el futuro de la promoción.
Memoria constructiva.
El proyecto creció lentamente y las dificultades presupuestarias obligaron para su consecución a afinar el ingenio y la mirada. La primera etapa de la construcción fue la ubicación de la estructura. Siguiendo la lógica de la planta surgió un sistema de pantallas para enfatizar los trazados de las barras de servicio entre los espacios habitables. En el interior de estas barras se contiene todo aquello que ayude a liberar las habitaciones vivideras: estructuras, ventilación, fontanería y resto de instalaciones y conductos.
La fachada rugosa y oscura trataba de marcar desde la economía una clara oposición conceptual respecto a lo que se produce a su alrededor. El mortero teñido y proyectado del volumen ofrece una textura en bruto que hace que la totalidad de la geometría se comporte como un sólido sin desbastar. Apenas en los entrantes la textura del gunitado se suaviza.
Autoría: Santiago de Molina / Hayden Salter / Agatángelo Soler
Localización: Madrid, España
Año: 2013
Fotografías: Jesús Granada / Hayden Salter
Editado por:
Publicado: Mar 14, 2014