Vivero Guayacán de Ambrosi Etchegaray

Jorge Ambrosi y Gabriela Etchegaray

bookmark_border GUARDAR

El vivero de Guayacán es una construcción del paisaje para generar un lugar de cultivo. El conjunto está construido con hormigón in situ, cuya materialidad se integra en el lugar a la perfección.

Fotografía: Jaime Navarro

Planta del conjunto

Toca un árbol de noche. ¿Qué te ha dicho? Ahora, coloca una oreja sobre su tronco. ¿Qué escuchas? Después, haz lo mismo a la mañana, en época de lluvias, y en los meses consecuentes, durante la sequía. ¿Qué es lo distinto cada vez? ¿No es obvio que todo es cambio, que todos debemos transitar entre calor y frío, entre agua y sed, entre presencias y vacíos, entre vida y muerte? 

Fotografía: Jaime Navarro

Secciones de proyecto

De esos principios y oposiciones nació la arquitectura wabi-sabi del Vivero Guayacán. Una obra como expresión de la materia y el espacio mismo, donde la arquitectura, desarrollada por la oficina Ambrosi Etchegaray, concibió un vivero que en su tránsito por el espacio y el tiempo se beneficiará de su deterioro o la asimilación del paisaje, naturaleza, principio de todas las cosas; y que con en el uso mínimo de materiales encontró la máxima expresión para presentar y cuidar del “Guaiacum Sanctum L. Zygophyllaceae”. Un árbol endémico, conocido comúnmente como “Guayacán”, incluido dentro de la lista de especies en riesgo de la Semarnat.

Fotografía: Jaime Navarro

Fotografía: Jaime Navarro

Con la finalidad de proteger a dicha especie, Casa Wabi, a través de una Unidad de Manejo Ambiental (UMA), decidió crear un vivero para el cuidado y reproducción del Guayacán. Un proyecto en el que, desde su inicio, sus autores comprendieron que el arquitecto sería solo un medio para las expresiones que la naturaleza ofrece y concibieron un novedoso vivero que invita al usuario y a los visitantes a adentrarse en el suelo y generar recorridos por debajo del nivel de la tierra, para relacionarse con mucha más cercanía a los árboles y percibir la temperatura, la humedad del ambiente, el fluir del viento y la relación entre la especie y el agua del subsuelo.

Fotografía: Sergio López

A través de una belleza imperfecta y elegante por su austeridad, el vivero inicia con una gran sombra que funciona como el umbral de acceso y a su vez, genera un espacio de estar para los trabajadores y los visitantes; donde el sol, el agua y el viento se hacen evidentes y nos invitan a observar al Guayacán en cercanía, a conocerlo o reconocerlo, en un ambiente que expresa profundidad, emociones, inteligencia y misticismo. Para después, caminar hacia los cultivos de los árboles que suceden en una secuencia de mesas de trabajo y que se formaron como resultado de la excavación del terreno. Mediante ese desnivel, donde la ética va desde del cuidado del medio ambiente hasta el respeto a quien lo trabaja, las personas encargadas de las plantas reducen significativamente el esfuerzo físico, durante la limpieza y cuidado de los nuevos árboles, al tener mesas de trabajo y no verse obligados a trabajar en el suelo.

El vivero Guayacán es indudablemente una obra de arquitectura contemporánea, que se compromete con una estética, el entorno, el paso del tiempo y el cuidado de nuestra tierra.  

Texto: Damián Comas

Fotografía: Sergio López

Fotografía: Sergio López

Fotografía: Sergio López

El proyecto, plantea un respeto al medio desde el principio para resolverlo mediante dos elementos distinguibles: las albercas y las zonas de plantación. La materialidad integradora del hormigón, junto con las plantaciones permiten que el conjunto se integre a la perfección.

Fotografías:

Jaime Navarro

Sergio López

Ficha técnica

Autoría: Jorge Ambrosi y Gabriela Etchegaray

Localización: Casa Wabi, Puerto Escondido, Oaxaca, México

Año: 2018

Colaboradores: Ivo Martins, Santiago Bonilla, Javier Caro

Fotografías: Sergio López / Jaime Navarro


Editado por:

Nuria Prieto Tectónica

Publicado: Jan 20, 2020

¿Quieres que Tectónica sea tu MediaPartner? Descubre cómo aquí