La construcción se sitúa en la vertiente occidental del Pico Ocejón, dentro del marco geográfico de los pueblos más representativos de la Arquitectura Negra que se extiende por la Sierra de Ayllón al noroeste de la provincia de Guadalajara.
Se trata asentamientos cuya trama urbana se desarrolla como el espacio resultante entre construcciones realizadas con gran escasez de medios y fuerte carácter rural. Las tipologías edificatorias de la zona responden a una gran uniformidad por el empleo masivo y homogéneo de los mismos materiales, sus tipos constructivos y el paisaje montañoso en que se integran.
El proyecto consiste en el acondicionamiento como vivienda de un pequeño “casillo” agrícola derruido, mediante la ampliación en altura para la introducción de una planta intermedia. La construcción de planta casi cuadrada, dispone de un muro medianero y tres fachadas exteriores, con acceso por el sur, vistas al Ocejón por el este y una reguera antigua a norte que lo separa de la edificación colindante.
La ampliación se levanta sobre los muros originales de pizarra de 70cm todavía en pie, conservando el sistema constructivo de cerramiento y carga. Están realizados a base de “lajas” irregulares de pizarra del lugar, utilizando las de mayor espesor para los muros y las más finas y de mayor tamaño para la cubierta. En las fachadas se abren pequeños huecos con cargaderos tradicionales de vigas de roble y carpinterías de madera sin persiana ni frailero exterior.
El cerramiento se ha trasdosado por el interior con aislamiento y para permitir el paso de las instalaciones. Para evitar la pérdida de espacio originado por los desplomes de los muros existentes se configuran zócalos dejando visto el ladrillo rejuntado en el resto del muro.
El programa de la vivienda se resuelve como un único espacio organizado en diferentes niveles que originan visiones cruzadas y una percepción de mayor amplitud. El espacio interior habitable tiene unas dimensiones de 4,25x4,50m en planta y 4,5m a cubierta en su parte de mayor altura. En planta baja se sitúa una pequeña cocina abierta y un baño que recibe la luz natural por un lucernario interior. Una escalera tipo barco de chapa metálica facilita el acceso a la planta alta que se utiliza como estudio y dormitorio. Su primer peldaño es un tocho de madera que proviene del cepillado de un resto de la viga principal del casillo.
La estructura de cubierta a dos aguas es de madera, con pares de rollizos enteros descortezados de mediana sección y tablas de madera (ripia) para la formación de los faldones inclinados. Un pie derecho apoyado en un perfil HEB del forjado de la entreplanta soporta la viga cumbrera. El forjado intermedio se realiza con un tablero macizo de madera de pino chileno sobre viguetas de perfiles metálicos.
Todo el interior se ha pintado de blanco. Este hecho provoca el contraste y la sorpresa al acceder a un espacio que se oculta bajo un aspecto muy diferente del que ofrece por el exterior.
El edificio es el refugio de fin de semana para una joven pareja y se realiza como ejemplo de intervención contemporánea en el patrimonio etnográfico y cultural, que junto con la conservación del medio natural, pretende contribuir al desarrollo sostenible de una zona cuyos pueblos quedaron deshabitados en los años sesenta.
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