El equipo formado por AIA Activitats Arquitectòniques, Barceló-Balanzó arquitectes y Gustau Gili Galfetti, con el polideportivo Camp del Ferro, consigue liberar espacio público para la ciudad y construir un edificio reconocible como propio por los usuarios, a través de un material sostenible y cercano como el ladrillo cerámico.
Fotografía: Simón García (arqfoto)
El proyecto de los arquitectos Albert Salazar Junyent y Joan Carles Navarro (socios de AIA), Antoni Barceló y Bárbara Balanzó (integrantes del estudio catalán Barceló-Balanzó arquitectes) y del arquitecto Gustau Gili Galfetti para la construcción del equipamiento municipal Camp del Ferro en el barrio de la Sagrera (Barcelona) obtuvo el primer premio en el concurso público convocado por BIMSA en 2015. La obra, con una superficie de 7.237 m2, inició su construcción en 2017 y ahora, recientemente inaugurada, dota al distrito de Sant Andreu de un equipamiento que engloba 3 pistas polideportivas, así como un espacio público que mejora la accesibilidad y la conexión a la nueva infraestructura.
Fotografía: José Hevia
Plano de situación
Plano de emplazamiento. Ver PDF
Fotografía: Simón García (arqfoto)
El hecho de enterrar parcialmente el volumen, no solo reduce el impacto visual, sino que genera un espacio urbano libre que se cede a la ciudad. Este espacio actúa como foyer público dada la posible afluencia puntual de gran número de visitantes y usuarios. El acceso se produce pues, a través de este espacio previo, una plaza de acceso, que a su vez, constituye el remate urbano del ensanchamiento de la calle.
Fotografía: José Hevia
Planta inferior. Nivel pistas. Ver PDF
Planta inferior. Nivel graderío. Ver PDF
Planta acceso. Nivel plaza exterior. Ver PDF
Planta superior. Nivel pistas. Ver PDF
Planta superior. Nivel graderío. Ver PDF
Planta de cubiertas. Ver PDF
Fotografía: José Hevia
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Fotografía: José Hevia
Fotografía: José Hevia
El sistema constructivo se basa en gran parte en la cerámica, una recuperación revisitada e intencionada en memoria de las antiguas fábricas, almacenes, naves y talleres que abundan en la zona. La construcción y la materialidad del propio edificio constituyen de por si la expresión formal del mismo, el acabado final, sin elementos añadidos. La cerámica adquiere así un protagonismo. Las fachadas de obra vista, de bajo mantenimiento, alternan vacíos y llenos, partes opacas, traslucidas o transparentes, piezas cerámicas de formatos y colores diversos con la finalidad de aligerar el conjunto, otorgándole una textura, un grano, un “pixelado” vibrante al volumen construido, adaptándose su vez a las distintas orientaciones. Así encontramos celosías en fachadas expuestas protegiendo las pistas de la radiación solar y de los posibles deslumbramientos o por el contrario, grandes paños vidriados en la parte inferior de la fachada norte abriéndose a la plaza de acceso.
Pieza cerámica utilizada en la solución para la celosía de fachada.
Edificaciones en la Colonia Güell. La solución de fachada de esta edificación industrial se utiliza como referencia compositiva.
Fotografía: José Hevia
Edificaciones en la Colonia Güell. La solución de fachada de esta edificación industrial se utiliza como referencia compositiva.
El volumen de la edificación sobre rasante se remata con una cubierta formada por unas suaves bóvedas invertidas que lo enlazan de alguna manera con el orden y la presencia de las cubiertas de las naves vecinas, integrándose en el contexto. Así mismo, este remate curvilíneo ayuda a aligerar la volumetría del conjunto y constituye parte de la expresión formal del mismo.
Fotografía: José Hevia
En el interior, la organización del programa es muy clara, tal y como se observa en la sección longitudinal y en planta, donde vemos, no solo la superposición de las pistas en distintos niveles, sino la disposición de un cuerpo central que contiene todo el programa de menor escala (vestuarios, almacenes, servicios), circulaciones (horizontales y verticales) e instalaciones. Se trata de un volumen compacto que separa las piezas de gran escala.
Fotografía: José Hevia
Otra consecuencia intrínseca y deliberada del hecho de semienterrar una parte importante, son las ganancias directas que se obtienen gracias al aumento de la inercia térmica del conjunto al disminuir las superficies expuestas. La eficiencia energética del edificio empieza con el planteamiento volumétrico del proyecto. Posteriormente, todo un conjunto de medidas a otra escala como pueden ser la protección solar, la ventilación cruzada, la iluminación natural o la utilización de las energías renovables, consiguen disminuir la demanda energética para su funcionamiento, lo que ha llevado a conseguir un certificado Leed Gold.
Fotografía: Simón García (arqfoto)
Por último, cabe incidir en que otra consecuencia deliberada e intrínseca de semisoterrar parte de la edificación que alberga el polideportivo de Camp del Ferro han sido las mejoras energéticas y medioambientales. Por una parte, al menguar la superficie expuesta ha aumentado la inercia térmica del conjunto. Por otra, gran parte de la superficie goza de luz natural controlada, a través de las grandes aperturas vidriadas y claraboyas protegidas por celosías de cerámica y especies vegetales que eluden la entrada directa de luz del sol y evitan deslumbramientos en las pistas.
Fotografía: José Hevia
A su vez, la morfología y la situación de los diferentes espacios que conforman el edificio hacen que la ventilación cruzada y la estratificación sean los mecanismos naturales del tratamiento térmico. Los sistemas de producción energética funcionan con ayuda de energías renovables, se ha previsto la optimización del uso y el consumo del agua, se han establecido técnicas eficientes para un uso racional de la energía y, en su construcción y diseño, se ha reducido al máximo la huella ecológica.
Vídeo de Héctor Milla sobre el polideportivo Camp del Ferro
El polideportivo se configura como una pieza fundamental del barrio, a través de su envolvente y funcionalidad. Así mismo utiliza técnicas y sistemas que optimizan su eficiencia energética. Soluciones todas ellas que han comportado que el nuevo equipamiento haya sido calificado con la certificación Leed Gold.
Texto: Barceló Balanzó Arquitectes
Autores:
AIA Activitats Arquitectòniques
Fotografías: José Hevia
Fotografías: Simón García (arqfoto)
Autoría: Antoni Barceló y Bárbara Balanzó / Joan Carles Navarro y Albert Salazar / Gustau Gili Galfetti
Localización: Distrito de Sant Andreu, Barcelona
Año: 2020
Editado por:
Publicado: May 18, 2021