Fotografías: Aitor EstévezEl proyecto de reforma se ha llevado a cabo en un Baserri de más de 300 años, caserío típico de la cultura del País Vasco en zonas rurales.
La propiedad del caserío se separa en dos siguiendo su eje simétrico. Ambas viviendas comparten el pórtico de acceso y cuentan con tres plantas. La reforma sólo se ha realizado en una de las viviendas.
Los únicos elementos que se han mantenido son la fachada, parte de los forjados, los pilares y las vigas. Todos estos elementos han sido saneados.
La existencia de muros de contención ha limitado la modificación de la configuración espacial del interior. La mayor intervención espacial se ha dado en la zona de día donde se ha suprimido parte de un forjado consiguiendo una doble altura en el salón.
Este nuevo volumen se refleja en el exterior con un gran ventanal a doble altura que rompe con el esquema tradicional de fachada de los edificios de la época, ya que estas fachadas son estructurales y esto prácticamente impedía abrir huecos.
Además de mejorar la iluminación natural del salón, este nuevo hueco permite relacionar de manera directa la vida interior del edificio con la naturaleza; paradójicamente, los caseríos siempre han sido construcciones aisladas en la naturaleza que debido a sus opacas fachadas la relación interior-exterior ha sido prácticamente nula.
Respecto a la composición interior, los colores utilizados para los acabados son de gran claridad para contrastar con el tono de las estructuras y muros de piedra. Estándares de comodidad de hoy en día (suelos nivelados, suelo radiante, instalaciones renovadas, mejora del aislamiento térmico…) se han combinado con algunos elementos más tradicionales (paredes de piedra, vigas y marcos de madera) para mantener gran parte de la estética interior original.
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