Situado en Coyoacán, el proyecto se plantea como una casa introvertida e íntima. La fachada se trabajó con el material local de la zona, el recinto rojo y se mantiene principalmente cerrada al exterior. Hacia el interior los volúmenes y por lo tanto el programa, se organiza alrededor de dos impresionantes fresnos y la intensión es que cada espacio tenga una relación distinta con cada árbol.
El primer árbol se ubica al borde del terreno, a un costado de la calle empedrada; en donde se observa junto al acceso principal su impresionante tronco, que parece ser interrumpido por el volumen de recinto rojo que parece funcionar como una gran maceta para la exuberante fronda del árbol. En el interior se conforma el estudio, en el cual un mini patio que remata y a su vez lo ilumina, también acompaña al bloque de concreto que forma la regadera en el baño del estudio.
El segundo árbol, muy cerca del centro del terreno, crea un patio central que permite iluminar el resto del programa. Por un lado del árbol, se establece el cubo de concreto que contiene las escaleras, siendo perforado en lo que parecería una manera aleatoria por ventanas circulares que van enmarcando distintos ángulos del tronco. Del otro lado está la cocina, en el primer nivel que se abre completamente para aprovechar el patio con su tronco como desayunador exterior. En el segundo nivel, la recámara principal que enmarca la verticalidad del tronco con un vano cuadrado el cual abstrae su textura. Aprovechando esta gran corteza dentro del baño principal, la tina se extiende ligeramente sobre el patio para generar una ventana directa a la fronda y al cielo.
Es así cómo la casa parece organizarse en rebanadas, que se van separando para permitir el paso de los árboles y aprovechar dichas pausas para obtener iluminación y ventilación natural.
El mismo sistema constructivo va enfatizando dichas pausas, generando una serie de marcos de concreto, que en cada pausa, en cada fachada interior que se va produciendo a los distintos patios y se van rellenado con tabique y aperturas con canceles de madera. Dando a la casa una carácter en donde las texturas, los olores, los sonidos y las temperaturas que los propios materiales transmiten, son el resultado final, Casa de los Fresnos que permite tener simultáneamente una casa introvertida pero llena de posibilidades a tener distintos contactos con la naturaleza, una casa que simultáneamente se siente íntima pero que constantemente se está abriendo a sí misma.
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Autoría: Iván Hernández / Ludens
Localización: México DF, México
Año: 2013-2014
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Publicado: Jul 10, 2015