La reforma consiste en una serie de derribos puntuales y un cambio de la distribución de las habitaciones; una intervención de mínimos mediante la que logra aprovechar al máximo el espacio disponible y permite que la luz natural entre de manera generosa en todas las estancias de la casa. El baño reemplaza a la cocina y la cocina ocupa la sala de estar. El tabique situado al fondo del pasillo de entrada se elimina y se reemplaza por una división de acero y vidrio de dos puertas batientes que da paso a un espacio de trabajo.
Las instalaciones de fontanería se dejan, y se hacen, visibles. Las tuberías de cobre distribuyen el agua al lavabo y a la ducha, y encima del inodoro sirven de toallero secador.
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