Enfriamiento por agua atomizada

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La refrigeración evaporativa consiste en evaporar agua en el ambiente para conseguir un descenso de temperatura del aire. Cuando se evapora agua, el cambio de estado de fase líquida a gaseosa requiere gran cantidad de energía, cedida por el aire que está en el entorno donde se produce la evaporación. Al ceder energía el aire se enfría y el vapor de agua pasa a formar parte de la masa de aire, que eleva su humedad (o vapor de agua). Para que un proceso evaporativo tenga éxito, es importante que la superficie de transferencia del agua y el aire sea lo mayor posible. 
El sistema de enfriamiento por agua atomizada se basa en esta ley termodinámica: mediante una bomba hidráulica pulveriza agua a muy alta presión (70 bares), transformándola en partículas extremadamente finas que al contactar con el aire, bajan la temperatura de éste. Cuanto más alta es la temperatura del aire, más se puede notar el efecto refrescante. Para obtener una atomización perfecta es necesario evitar los fenómenos de corrosión mecánica. Por ello, el material utilizado en las boquillas de micronización es acero inoxidable y su orificio, de 0,1 a 0,4 mm, se realiza mediante tecnología láser. Las boquillas se colocan a una distancia de 0,75 m, aproximadamente (teóricamente 1 litro de agua atomizada en gotas de 10 micras de diámetro, tiene una superficie de intercambio de 600 m². 
La central hidráulica puede manejarse manual o automáticamente con independencia del número de zonas a refrescar. 
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