Una cabaña en la Alta Saboya francesa de Louis Cayol y Ángel Aguilera

El Festival des Cabanes es un concurso de arquitectura efímera que se celebra cada año en la región francesa de la Alta Saboya con el objetivo de fijar la atención sobre la variedad y riqueza del paisaje del territorio.

Fotografía: David Foessel.

La cabaña El Belvedere es un homenaje al bosque desaparecido con la que se cuestiona nuestro impacto en el paisaje. Ocupa un claro abierto para despejar la magnífica vista que se tiene hacia el valle de Chaise y en su sencilla construcción de estructura de madera de pino y troncos de madera de roble proveniente de un aserradero local ha retornado la vida del bosque que la tala había expulsado: aves, insectos, vegetación.

Fotografía: David Foessel.

El proyecto parte de la idea de rendir homenaje a la historia original del lugar, darle un sentido, una legitimidad; construir un volumen de madera de los árboles desaparecidos en el claro y ofrecer una experiencia física y sensorial.

Cabaña El Belvedere. Acto I

Cuando encontré este lugar por primera vez, tenía 10 años y, desde el valle, tenía la seguridad que la vista desde lo alto sería fabulosa. Desde entonces, cada vez que era posible, iba desde Vésonne con Nuggets, mi perro, atravesando el bosque de robles. Llegar arriba era el paraíso, aislado del mundo sobre mi localidad natal. Sentíamos como si dominásemos el territorio, pero el lugar no eran solo las vistas… Pronto nos dimos cuenta de que el bosque estaba cargado de olores, texturas y atmósferas agradables durante todas las estaciones del año. Nos divertíamos tardes enteras construyendo cabañas allí, observando a los pájaros, insectos y animales que pasaban e imaginando múltiples historias. Tendidos en el suelo escuchábamos al viento sobre el follaje de los árboles. Una gran piedra fue objeto de nuestra imaginación además de un pedestal para Nuggets. A este escondite secreto, refugio del mundo en nuestra juventud, lo llamamos ¡El Belvedere!

Cabaña El Belvedere. Acto II

Poco después de esta feliz etapa abandoné Vésonne y no volvería hasta 10 años más tarde, e inmediatamente, quise regresar al Belvedere. Durante el tiempo que estuve ausente, la región se había desarrollado de manera muy rápida, especialmente en el campo del ocio. Además, gracias al creciente atractivo de la región del Lago de Annecy, muchos lugares hasta ahora desconocidos para los visitantes se habían establecido como hitos de rutas de excursionistas. Como no podía ser de otro modo, el Belvedere también. La carretera de Montmin (a escasos 100 metros) había sido dotada de una zona de aparcamiento para visitantes y se había trazado un camino sinuoso a través del bosque para acceder directamente al paraíso. El espectáculo seguía ahí, aunque cuando era joven no tenía una vista tan clara del valle. Arropado por el canto del viento, observé unos pájaros, los insectos, mucho menos numerosos, que seguían siento intrépidos y curiosos. Algunos saboreaban los restos de un corazón de manzana que alguien había tirado. Muchos árboles habían desaparecido, habían colocado una mesa de madera y todavía quedaban algunos troncos colocados alrededor. La piedra todavía estaba allí. Nuggets la reconoció, se sentó junto a ella y contempló el valle. Seguía habiendo algo mágico en este lugar.

Cabaña El Belvedere. Acto III

Antes de partir y disfrutar de un maravilloso panorama del Lago de Annecy, decidí parar en el Belvedere para mostrarles a mis nietos mi patio de recreo cuando era joven. Como todos los años, el Festival des Cabanes había lanzado un concurso y uno de los sitios seleccionados para construir una cabaña era el Belvedere.

Este año, la cabaña adopta la forma de un volumen cúbico de leña. Quiere evocar los árboles que fueron talados en un claro conformado para disfrutar del paisaje lejano. La piedra sigue ahí. Puedes entrar en la cabaña para disfrutar de la frescura o sentarte a descansar. Desde el interior se pueden observar vistas tangenciales que ponen en valor el lugar: el robledal que la rodea, el camino de acceso a la carretera y la vista despejada del valle. Se puede entender, tanto por fuera como por dentro, lo que puede representar una parte tan pequeña de bosque desaparecido en términos de volumen de madera. Los muros de la cabaña son habitados por diversos insectos en los intersticios entre tronco y tronco. Por azar, algunas plantas han colonizado esta pequeña arquitectura hasta llegar casi al techo. Algunas aves curiosas aterrizan sobre la cabaña para refugiarse o encontrar comida. A Nuggets le hubiera encantado… Este lugar sigue siendo tranquilo y relajante, hay una gran serenidad y la vista sigue siendo espléndida.

Fotografía: David Foessel.

Cabaña El Belvedere. Construcción

La cabaña El Belvedere ha sido un proyecto presentado a Le Festival des cabanes que propone construir cabañas temporales (de abril a noviembre) en lugares escogidos en torno al lago de Annecy.

Para el concurso, los arquitectos Louis Cayol y Ángel Aguilera, con los que colaboraba Maelle Lucas, crearon una historia en tres actos que cuenta la experiencia de una persona genérica que transmite la transformación del paisaje por la acción del hombre y, por lo tanto, la razón del proyecto.

La arquitectura de la cabaña se basa en arquetipos de la arquitectura vernácula en los que los muros se levantaban a base del apilamiento de leños de madera. En el Belvedere, la estructura es de madera de pino y los troncos apilados son de madera de roble, la misma especie que los árboles del bosque, suministrada por el aserradero local, Scierie Cabagnon et fils.

La estructura está atornillada y los troncos de leña están colocados a hueso salvo aquellos que están en contacto con la estructura que están atados entre si a partir de hilo de alambre oculto para evitar que ejerza presión horizontal sobre los pilares compuestos.