TAC! Festival de Arquitectura Urbana ha alzado una persiana gigante en el corazón de València para provocar una reflexión profunda sobre la emergencia climática que enfrentamos en la actualidad.
Este innovador festival, en su segunda edición, ha dado vida al "Pabellón Mediterráneo", resultado de un concurso convocado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) y la Fundación Arquia en colaboración con el Ajuntament de València y Las Naves.
El arquitecto gallego Manuel Bouzas es el autor de esta obra que se erige desde hace unos días en la Plaza Músico López Chavarri de València, en el histórico barrio del Carmen.
Fotografía: Milena Villalba.
TAC! Festival de Arquitectura Urbana se lleva a cabo hasta el 16 de octubre en València, transformando la plaza en un punto de encuentro entre la arquitectura contemporánea, el diseño y la comunidad local. Bajo la cubierta del pabellón Mediterráneo, se desarrollan una amplia variedad de actividades culturales que incorporan la riqueza del tejido local en estas disciplinas.
La segunda edición del TAC! Festival de Arquitectura Urbana, bajo la dirección artística del arquitecto Javier Peña Ibáñez, tiene como premisa explorar el papel de la arquitectura en la lucha contra los desafíos climáticos en entornos urbanos. Esto es particularmente relevante en un momento en que las ciudades enfrentan efectos climáticos adversos y deben buscar soluciones sostenibles y resilientes. Dos son las localizaciones que en la segunda edición acogen al TAC!: València, con el Pabellón Mediterráneo de Manuel Bouza, y Donostia- San Sebastián, en donde se levantará la propuesta Lost Forest de Julia Ruiz-Cabello Subiela y Santiago Del Águila.
Fotografía: Brava Studio.
El Pabellón Mediterráneo rinde homenaje al clima y la cultura mediterránea, con un énfasis especial en la persiana alicantina, un elemento arquitectónico tradicional que ha sido un aliado ingenioso contra el sol en la región mediterránea durante siglos.
Sin embargo, el Pabellón Mediterráneo va más allá de la mera celebración de la tradición. Este proyecto demuestra cómo la arquitectura puede encontrar inspiración en lo cotidiano y lo familiar para crear algo nuevo y extraordinario. La reinterpretación de la persiana alicantina como una estructura moderna y monumental, que abarca toda la Plaza Músico López Chavarri, es un testimonio del potencial transformador de la arquitectura. El diseño ingenioso y la ejecución hábil permiten que la persiana, en lugar de proteger una ventana individual, cree un espacio comunitario donde las personas pueden reunirse, interactuar y participar en actividades culturales.
Este proyecto no solo resalta la importancia de valorar y preservar elementos arquitectónicos tradicionales, sino que también inspira a la comunidad a repensar su relación con el entorno construido y a considerar cómo la innovación y la creatividad pueden mejorar la vida en las ciudades modernas. El Pabellón Mediterráneo es un recordatorio de que la arquitectura puede ser una fuerza dinámica que conecta el pasado y el presente, al tiempo que abre nuevas posibilidades para el futuro.
Fotografía: Brava Studio.
El proyecto se apoya en tres conceptos fundamentales que encapsulan su esencia y propósito. En primer lugar, el nombre del Mediterráneo no es meramente una etiqueta geográfica; es una fuente de inspiración.
La primera experiencia del arquitecto gallego Manuel Bouzas en el Mediterráneo tuvo un impacto significativo en su percepción, y uno de los elementos que capturó su atención fue la persiana, utilizada tanto como protección contra el sol como facilitadora de la ventilación en las viviendas locales. Esta observación inicial llevó a la decisión de poner en valor la persiana mediterránea y, por extensión, la cultura mediterránea en su conjunto.
Fotografía: Diana Maján
En segundo lugar, el diseño del pabellón busca transformar un espacio público en constante movimiento. El solar donde se encuentra el pabellón fue en su momento el sitio de un edificio de viviendas que fue demolido hace varias décadas. A pesar de ser un lugar de tránsito, carecía de elementos que invitaran a la permanencia. El objetivo del proyecto era claro: crear un espacio para todos, un lugar donde las actividades cobren vida. Este espacio se materializa en dos pórticos triangulares de madera que permiten descolgar una cubierta de 300 metros cuadrados de persiana alicantina, también de madera, en forma de catenaria, una geometría que fascina al arquitecto por su expresión de la gravedad. Esta estructura única proporciona una cubierta que permite que la luz del sol se filtre de manera particular, creando una atmósfera especial debajo de la sombra. Bajo esta sombra, se llevarán a cabo una serie de actividades como parte del Festival de Arquitectura Urbana TAC!. Una apertura circular en la cubierta alumbra un pequeño jardín interior, creado con vegetación y tierra del propio solar.
En tercer lugar, el proyecto del Pabellón Mediterráneo pone un fuerte énfasis en la sostenibilidad. Desde el inicio del diseño, se ha considerado cuidadosamente la 'recircularización' de los materiales utilizados. Una vez que el pabellón cumpla su función como centro de actividades y encuentro, la madera regresará a la industria para ser reutilizada, la piedra será devuelta a la cantera y las persianas, un elemento central del diseño, serán donadas a la comunidad como un legado duradero del proyecto. Este enfoque en la sostenibilidad no solo refleja la responsabilidad ambiental, sino también la consideración de la arquitectura como una herramienta para fomentar prácticas más conscientes y circulares en la construcción y el diseño.
Fotografía: Diana Maján
El solar donde se erige el Pabellón Mediterráneo tiene una historia que se extiende a lo largo de las décadas y que añade profundidad a su significado. Originalmente, este espacio no fue diseñado ni planificado, sino que surgió como resultado de la demolición de un edificio anterior.
Este contexto explica las carencias de la plaza en términos de sombra, mobiliario, vegetación y agua, lo que la convierte en un lugar de paso para los transeúntes, pero no en un espacio de permanencia. El pabellón, busca revitalizar y devolver a la vida este espacio público olvidado, brindándole un nuevo propósito como punto de encuentro y celebración de la arquitectura contemporánea y el diseño, tal y como lo reclaman los vecinos, aunque sea de manera efímera.
La instalación del pabellón precisó la colaboración de un arqueólogo, quien desempeñó un papel esencial en la preservación y comprensión de los hallazgos arqueológicos en el sitio. Se necesitaron permisos especiales para la ejecución de la cimentación por la presencia de restos de una muralla preexistente.
Fotografía: Diana Maján.
El proceso de desarrollo del proyecto, desde la adjudicación del concurso hasta la finalización de la construcción duró solo 12 semanas. El diseño en sí mismo se gestó en un día y medio, el resto del tiempo se pasó en desarrollar detalles constructivos, búsqueda y gestión de materiales y la ejecución en sí misma.
La rapidez en la ejecución no solo es un testimonio de la eficacia del equipo de diseño y construcción, sino también un recordatorio de la importancia de la planificación meticulosa y la colaboración entre todas las partes involucradas. Esta eficiencia permitió que el Pabellón Mediterráneo cobrara vida en un tiempo récord, convirtiéndose en un punto focal destacado para la reflexión sobre la arquitectura, el diseño y la sostenibilidad en un espacio público en constante evolución.
Fotografía: Brava Studio.
En la construcción del pabellón se ha buscado la utilización de materiales de origen local. El pabellón en sí pesa 28 toneladas, el 70% de este peso se compone de materiales preindustriales, como la madera de Soria y Burgos, las piedras de Teruel y las persianas hechas a medida de Sax (Alicante).
Esta cifra es un testimonio impresionante de cómo la arquitectura puede utilizar materiales que almacenan contaminantes atmosféricos, contribuyendo así a un impacto ambiental positivo. Además, se subraya la importancia de la reciclabilidad de estos materiales preindustriales, lo que significa que una vez que el pabellón cumpla su propósito, estos materiales podrán regresar a la industria y ser reutilizados en futuros proyectos. No obstante, también se reconoce que existen materiales industriales, como el mortero y el acero, que no son reciclables en la misma medida, lo que enfatiza aún más la necesidad de considerar cuidadosamente los materiales utilizados en la arquitectura y la construcción con el fin de minimizar el impacto ambiental y promover prácticas más sostenibles.
Fotografía: Diana Maján
El proyecto es un ejemplo de sostenibilidad en la construcción. Además de la elección de materiales locales y preindustriales, el pabellón ha sido diseñado con un enfoque en la eficiencia energética y la gestión responsable de recursos.
La instalación cuenta con una abertura circular en su cubierta que tiene un propósito doble: permitir la entrada de luz natural para iluminar un pequeño jardín interior y contribuir a la regulación térmica del espacio. Este jardín, construido con vegetación y tierra del propio solar, no solo añade un toque de verdor al pabellón, sino que también sirve como un mecanismo natural para mitigar el calor, reduciendo así la necesidad de sistemas de enfriamiento artificial.
Fotografía: Diana Maján
El Pabellón Mediterráneo ha sido montado con mano de obra local, fomentando la economía circular y de proximidad en la región. Cada componente del pabellón ha sido cuidadosamente planificado para su reciclaje o reutilización al finalizar el festival. Esta visión integral de la sostenibilidad demuestra que la arquitectura no solo puede ser estéticamente impactante, sino también respetuosa con el medio ambiente y socialmente responsable, proporcionando un modelo inspirador para futuros proyectos arquitectónicos.
Fotografía: Brava Studio
La estructura del Pabellón Mediterráneo se ha diseñado con la colaboración de Juan de la Torre, profesor de estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), quien ha desempeñado un papel fundamental en el diseño y cálculo de esta estructura única. Este proyecto supuso un desafío excepcional, ya que no se había realizado una estructura similar anteriormente.
Conformada por dos pórticos triangulares de madera, uno isósceles y otro rectángulo, esta configuración permite que la estructura alcance una altura de 10 metros. Los cables de acero que cuelgan de esta estructura soportan los 300 m2 de persiana alicantina en forma de catenaria, creando una cubierta única que permite el paso de la luz de manera fascinante.
Las piedras utilizadas como contrapeso no solo sirven para estabilizar la estructura frente a los vientos, sino que también funcionan como mobiliario, convirtiendo el espacio en un lugar acogedor y versátil. El diseño, inspirado en la geometría de la catenaria y en la arquitectura naval, es ejemplo de la búsqueda de soluciones arquitectónicas innovadoras y sostenibles.
El pabellón Mediterráneo no solo es una instalación arquitectónica, sino también un poderoso símbolo de conexión entre la naturaleza y el espacio público. Su estructura de madera, que constituye la etapa final del ciclo de vida de un árbol, actúa como un puente tangible entre el mundo natural y el entorno urbano. Esta elección de materiales transmite un mensaje de reivindicación de "una plaza verde" y un llamado a la creación de "un espacio público" que invite a la comunidad a conectarse con la naturaleza en medio de la ciudad.
Esta interconexión entre materiales, diseño y colaboración fortalece la narrativa del Pabellón Mediterráneo como un proyecto arquitectónico que va más allá de sus límites físicos y busca influir en la relación de las personas con su entorno.
Fotografía: Diana Maján.
Los cables y herrajes utilizados en la construcción del Pabellón representan una apuesta por la construcción ligera y eficiente. Inicialmente, se había considerado el uso de cuerdas marineras para los cables, pero finalmente se optó por cables metálicos, lo que subraya la influencia de la arquitectura naval en el diseño del pabellón. Este enfoque se alinea con la idea de construir con lo mínimo necesario, evitando el exceso de peso y materiales innecesarios.
Fotografía: Diana Maján.
Los cables y herrajes desempeñan un papel crucial en la estabilidad y la resistencia estructural del pabellón, permitiendo que la estructura de madera y las persianas alicantinas se suspendan en el aire en una forma de catenaria, una geometría eficiente que distribuye las cargas de manera uniforme.
En este sentido, en la catenaria se utilizaron cables corrugados de acero B 500S con un diámetro de 20 mm, soldadas de manera precisa para garantizar la seguridad y la integridad estructural del pabellón. Este enfoque de construcción ligera y eficiente no solo contribuye a la estabilidad del pabellón, sino que también refuerza la idea de que la arquitectura puede ser innovadora, funcional y estéticamente atractiva al mismo tiempo.
Fotografía: Brava Studio
La cimentación del Pabellón Mediterráneo es un elemento fundamental en su construcción, se optó por la técnica de los micropilotes, una solución que permite una cimentación profunda y estable. Se realizaron perforaciones con ahoyadora de un diámetro de 200 mm para la instalación de estos micropilotes.
Fotografía: Diana Maján
Sin embargo, es importante destacar que se estudió la alternativa de Piloedre en caso de que la ejecución de los micropilotes no hubiera sido viable. Este enfoque en la cimentación demuestra la atención meticulosa a los detalles y la disposición para encontrar soluciones innovadoras incluso en aspectos técnicos cruciales del proyecto arquitectónico.
La construcción del Pabellón Mediterráneo se llevó a cabo gracias a la colaboración de diversos actores locales comprometidos con el proyecto. La empresa Sido Maderas, con sede en Albatera, Alicante, fue la encargada de materializar la visión arquitectónica, aportando su experiencia en la construcción de estructuras de madera de alta calidad. El uso de madera de origen local fue coherente con la búsqueda de sostenibilidad y recircularización de materiales desde el inicio del diseño del pabellón.
Las persianas, un componente fundamental de la estructura que rinde homenaje a la cultura mediterránea, fueron suministradas por Persax, una empresa ubicada en Sax, Alicante. La elección de persianas alicantinas se alinea con la inspiración del proyecto en la protección contra el sol característica de la región mediterránea.
Fotografía: Diana Maján
La piedra utilizada en el proyecto provino de Maestrazgo, Teruel, y se integró tanto en la estructura como en la configuración del espacio público. Esta elección de material no solo contribuyó a la sostenibilidad del proyecto, sino que también conectó la estructura del pabellón con la historia y la geografía local.
En cuanto al mobiliario presente en el pabellón, se contó con la colaboración de Andreu World. El mobiliario proporcionado añadió funcionalidad al espacio, permitiendo que las personas se congregaran y participaran en actividades culturales bajo la sombra del pabellón.
Esta colaboración con empresas y proveedores locales no solo fomentó la economía circular en la región, sino que también subrayó la importancia de trabajar con actores comprometidos que compartieron la visión de convertir una plaza vacía en un espacio público dinámico y atractivo que celebra la cultura mediterránea y aborda los desafíos climáticos de manera creativa y sostenible.
Las persianas utilizadas en el Pabellón Mediterráneo son un componente fundamental de su diseño, y su elección no solo tiene un significado estético, sino también una fuerte conexión con la cultura local. Es interesante destacar que el 90% de las persianas en España se fabrican en la localidad de Sax, en Alicante.
Al incorporar estas persianas en el pabellón, no solo se rinde homenaje a una tradición arraigada en la región mediterránea, sino que también resalta la importancia de apoyar y promover la producción local y la industria artesanal en la arquitectura contemporánea. Esta elección demuestra cómo la arquitectura puede ser un medio para preservar y celebrar las tradiciones locales mientras se busca la innovación y la sostenibilidad.
Fotografía: Brava Studio
La elección del color de las persianas alicantinas utilizadas en el Pabellón Mediterráneo es un detalle que no se deja al azar. El color verde oscuro seleccionado responde a uno de los cinco colores tradicionales en los que suelen fabricarse las persianas de esta región mediterránea.
Además, las persianas del pabellón no son simples elementos decorativos; han sido diseñadas para perdurar. Cuentan con una doble capa que no solo mejora su durabilidad, sino que también las hace más resistentes a las condiciones ambientales adversas. Esta atención a la durabilidad y la resistencia no solo refuerza la sostenibilidad del proyecto, sino que también demuestra un compromiso con la calidad y la longevidad en la arquitectura contemporánea. Una vez finalizado el festival, las persianas se donarán a asociaciones vecinales.
La luz desempeña un papel fundamental en la transformación del Pabellón Mediterráneo en un espacio público dinámico y cautivador. El diseño del pabellón permite que la luz natural se filtre de manera única a través de las persianas alicantinas suspendidas en forma de catenaria. Esta luz filtrada, que entra en el espacio de manera rasgada y suave, crea una atmósfera especial y una experiencia visual única para aquellos que se reúnen debajo del pabellón.
Fotografía: Brava Studio.
Durante el día, la luz juega un papel activo en la definición de sombras y patrones en el suelo, lo que agrega un elemento estético atractivo al espacio público. Por la noche, la iluminación artificial puede acentuar la belleza de la estructura y permitir que el pabellón siga siendo un lugar de reunión y actividades culturales.
Fotografía: Brava Studio.
En conjunto, la gestión cuidadosa de la luz en el pabellón no solo contribuye a la estética y la funcionalidad del espacio, sino que también lo convierte en un lugar que invita a la reflexión, la interacción y la creatividad en el contexto de la arquitectura contemporánea y el diseño urbano.
El Pabellón Mediterráneo es más que una estructura arquitectónica; es un símbolo cultural que destaca la importancia de valorar y preservar las soluciones arquitectónicas tradicionales en el contexto actual de crisis climática y energética. Esta instalación es un recordatorio de que la arquitectura puede ser una herramienta fundamental para la transformación social y la reflexión sobre nuestro impacto en el medio ambiente.
Más allá de su diseño, representa un llamado a la acción en la lucha contra la emergencia climática y un ejemplo de cómo la arquitectura puede contribuir a la sostenibilidad y la revitalización de espacios urbanos. Este festival y su pabellón son un recordatorio de que la arquitectura no solo es una forma de construir, sino también una herramienta poderosa para transformar nuestras ciudades y nuestro mundo.
Fotografía: Brava Studio.
Autoría: Manuel Bouzas
Localización: Valencia
Año: 2023
Dirección y Gestión de Obra: Manuel Bouzas.
Estructura: Juan de la Torre - e-struc
Fotografías: Milena Villalba, Brava Studio y Diana Maján / Hexágono blanco
Construcción estructura de madera: Sido Madera
Persianas: Persax
Piedras: Piedras Maestrazgo
Mobiliario: Andreu World
Pabellón Mediterráneo / Programa de actividades culturales
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Publicado: Oct 3, 2023