El presente artículo muestra dos obras singulares de reforma y rehabilitación de dos proyectos de oficinas, situados en Madrid y en Bilbao, en los que la fachada acristalada juega un papel principal. Ambas obras comparten aspectos como la fuerte influencia del contexto urbano, la necesidad de ofrecer a la ciudad una imagen singular y representativa, y la componente altamente técnica de una fachada en la que recae gran parte de la eficiencia energética del edificio.
Riventi, empresa especializada en el diseño, producción y montaje de fachadas singulares ligeras, ha realizado la adaptación y desarrollo del sistema R70ST para la solución particular del muro cortina en cada uno de los proyectos: la reforma integral de la Torre Bizcaia en Bilbao por IDOM y la rehabilitación del edificio de oficinas Generali en Madrid por Rubio arquitectura.
La torre Bizkaia, antigua torre del BBVA, situada en el número 1 de la calle Gran Vía de Bilbao, dispone de una superficie de 30.400 m2 divididos en tres sótanos y 22 plantas sobre rasante que alcanza una altura próxima a los 90 m. La construcción del edificio finalizó en 1969 y fue destinado originalmente a uso administrativo, alojando la sede del banco Bilbao Vizcaya.
50 años después de su construcción, IDOM ha sido la empresa responsable de la redacción de los proyectos constructivos (arquitectos Gonzalo Carro y Fernando Garrido) y Dirección Facultativa (arquitecto Gonzalo Carro y arquitectos técnicos Agurtzane Insa y Joseba Aguirre) de la reforma integral de edificio que ha permitido la implantación de un uso comercial en las 6 primeras plantas, manteniéndose el uso administrativo en el resto del edificio. Dado el estado del edificio fue necesario un vaciado completo del mismo, manteniendo únicamente la estructura para acometer una reconstrucción integral.
Fotografía: Aitor Ortiz.
Uno de los aspectos claves de la reforma ha estado centrada en la fachada del edificio, protegida por la normativa municipal. De manera previa al comienzo de la redacción del proyecto constructivo de fachada, se realizó una labor de investigación, toma de datos y levantamiento topográfico para poder reproducir la geometría exterior de la misma y poder construir una fachada de idénticas características a la original, corrigiendo las modificaciones que el edificio sufrió a lo largo de los años.
La fachada original estaba compuesta principalmente por un muro cortina (sistema stick) con montantes y travesaños de aluminio. Este muro cortina intercalaba paños acristalados y módulos ciegos. Los paños acristalados, que suponían un 40% de la superficie de la fachada, estaban compuestos principalmente por vidrios con cámara de 2,4 m de ancho por 2,2 m de alto, si bien en el cuerpo bajo y coronación de la torre disponía de vidrios de menores dimensiones donde la modulación era de 1,2 m de ancho por 2,2 m de alto. El tipo de vidrio instalado originalmente se denominaba comercialmente como “pink-rosa” que proporcionaban el color característico del edificio, especialmente en días nublados.
Estado previo a la intervención: los paneles de aluminio debido a la contaminación se encontraban cubiertos por una pátina oscura.
Los módulos ciegos estaban formados por un panel sándwich sin apenas aislamiento y que disponía en su cara exterior de un panel de aluminio fundido a efectos exclusivamente decorativos. Este panel estaba separado unos centímetros del panel sándwich, sujetándose en sus 4 extremos con fijaciones puntuales. En las zonas ciegas del edificio, tras el núcleo de ascensores y escalera de emergencia, la fachada estaba compuesta por una fachada de fábrica sin aislamiento, donde también se instalaron paneles de aluminio fundido decorativo, que se atornillaron directamente al cierre de albañilería. En ambos casos, estas fijaciones no permitían la dilatación del material que se deformaba para poder absorber los esfuerzos por los cambios de temperatura. Por lo tanto, tras 50 años, las placas presentaban numerosas patologías, con alabeos y abombamientos considerables, así como fisuras fruto de la imposibilidad de una libre dilatación. Debido a la contaminación, especialmente en sus primeros años de vida en un Bilbao industrial, las placas de aluminio habían perdido su brillo y color natural del aluminio, quedando recubierto por una pátina oscura de un tono negruzco.
Fotografía: Riventi.
Panel original, a la izquierda de la imagen, oscurecido por la contaminación. A la derecha panel original tras su limpieza y corrección de patologías.
Al no existir constancia del proceso constructivo sobre la ejecución de los paneles de aluminio, se visitaron fábricas de fundición de aluminio, donde se pudo concluir que el vertido del aluminio fundido se produjo sobre un molde de arena química sin tapar, de tal manera que las rugosidades de su cara vista se produjeron por las retracciones del aluminio al solidificarse en contacto con el aire. Son estas rugosidades y vibraciones las que confieren a la placa su principal característica formal y expresiva (lo que en una fundición sería la cara mala de la pieza).
La fachada original sufrió una importante reforma en los años 80, con la sustitución de la práctica totalidad de los vidrios del edificio por problemas de dilataciones en el conjunto de fachada, que incluso supuso la caída de varios módulos acristalados a la calle. Los nuevos vidrios se colocaron sobre una carpintería de aluminio color bronce adosada al muro cortina original y sujeto exclusivamente con silicona estructural. Se mantuvieron los vidrios originales de las 6 primeras plantas de la calle Gran Vía, por lo que se pudo comprobar las diferencias entre los vidrios originales de un color más rosáceo y los instalados en los años 80 de un color más anaranjado. En ambos casos, la capa de control solar que disponen hacía que la percepción de estos y su tonalidad variase en función de la hora y la incidencia de los rayos solares.
Gracias a que persistieron algunos de los vidrios originales en la fachada de Gran Vía, estos pudieron ser desmontados y enviados a taller para reproducir exactamente su color inicial, fabricando la capa de control solar con un magnetrón de última generación.
Prueba en taller de un fragmento de fachada con los vidrios coloreados. Fotografía: Riventi
El resultado final ha sido una fachada idéntica a la original, pero muy diferente a la imagen a la que ofrecía el edificio de manera previa a la rehabilitación.
En planta baja, los pilares de fachada se han trasdosado con un mármol idéntico al original y los paños entre estos se han cerrado con vidrios de grandes dimensiones y perfilería oculta que se adecuan a las nuevas necesidades y que tratan de evitan restar protagonismo a la fachada.
Fotografía: Aitor Ortiz.
La entrada a la zona comercial se produce en el frente público de la plaza, con una estrategia similar a la de los escaparates. El acceso a la zona administrativa se produce a través de la calle Gran Vía, al igual que ocurría de manera previa a la rehabilitación, pero con un vestíbulo de menores dimensiones ya que la mayor superficie de la planta baja se ha destinado a superficie comercial.
Detalle en axonometría de la solución de un módulo de la fachada renovada. Infografía: Riventi.
Detalle en sección horizontal de la solución de fachada renovada: cerramiento de vidrio. Infografía: Riventi.
En este sistema, el vidrio del acristalamiento va fijado a la perfilería a través del pegado con silicona estructural a un elemento bastidor de aluminio independiente. Las juntas, verticales y horizontales, pueden ir abiertas, tanto para los elementos acristalados como para los opacos. Opcionalmente, se pueden poner tapetas para cerrar esas juntas. En el caso de la Torre Bizkaia , se ha utilizado un perfil rectangular para formalizar la tapeta vertical.
Detalle en sección horizontal de la solución de fachada renovada: cerramiento de panel de aluminio. Infografía: Riventi.
Detalle en sección vertical de la solución de fachada renovada: cerramiento de panel de aluminio. Infografía: Riventi.
Detalle en sección vertical de la solución de fachada renovada
El edificio está localizado en una de las mejores zonas de Madrid y cuenta con tres fachadas hacia algunas de las calles más importantes de la ciudad, Castellana, Serrano y Juan Bravo y por tanto con un gran impacto visual.
Fotografía: Javier Bravo.
La rehabilitación propuesta por Carlos Rubio Carvajal y su equipo, Rubio arquitectura, afecta únicamente al uso de oficinas sobre rasante, adecuando el núcleo de comunicación de ascensores, escaleras y aseos a la normativa actual y modificando el sistema general de climatización, pero sin duda, la transformación más relevante se realiza en las fachadas, especialmente en la fachada sur que es la más expuesta a la radiación solar y que mayor presencia tiene en la escena urbana.
Estado previo a la intervención.
Fotografía: Javier Bravo.
La solución arquitectónica que se propone, interviniendo decididamente sobre la fachada, puede convertir el edificio actual en un ejemplo de alta eficiencia energética. Se trata de un edificio de poca superficie en planta, de poco fondo y muy expuesto a todas las orientaciones, especialmente a las más castigadas por la radiación solar. Estamos pues, ante un edificio de poca inercia térmica, es decir, un edificio que se calentará rápidamente en verano y se enfriará, igualmente en poco tiempo en invierno. El Código Técnico considera que los edificios de oficinas en Madrid deben estar más atentos a las ganancias térmicas en verano que a las pérdidas en invierno.
"Al igual que la exposición continuada al sol es perjudicial para la piel humana, entendemos que también lo es para la de los edificios. Y si para protegernos del sol la mejor solución es la combinación entre sombra y tecnología, “la sombrilla y la crema”, igualmente podemos poner los edificios a la sombra protegiéndolos con una piel exterior que cuente con la más alta tecnología y unas capas interiores que filtran y permiten controlar la iluminación excesiva." Rubio arquitectura. Memoria del proyecto de Rehabilitación
Fotografía: Javier Bravo.
El proyecto incorpora un sistema de climatización que barre las cargas térmicas excesivas que se generan en la proximidad de la fachada. Se trata de crear un colchón térmico que evita el excesivo recalentamiento del edificio. Este colchón térmico a su vez permite generar una imagen uniforme de múltiples capas. Las distintas distribuciones interiores de la planta no alterarán la imagen exterior de forma que se entienda el edificio como un volumen uniforme que juega en un bodegón de piezas con los edificios contiguos.
Esquema funcionamiento control climático. Ver PDF.
Para permitir desarrollar esta nueva fachada de alta eficiencia, el nuevo plano de fachada se ha separado 20 cm respecto al actual, el máximo permitido por la normativa municipal. Sin embargo, en la unión con los edificios contiguos esta nueva piel exterior se retira y una fachada ciega de piedra natural resuelve de manera eficaz y respetuosa los encuentros y además garantiza la necesaria sectorización que exige el CTE.
El plano exterior de vidrio se ha modulado a 135 cm de manera que se ajusta a la estructura existente del edificio y permite una gran flexibilidad en las distribuciones de planta. En las esquinas el plano de vidrio se ha curvado para dar continuidad a la fachada sur con los testeros este y oeste.
Fotografía: Riventi.
Para ordenar la fachada y dotarla de escala se han marcado los cantos de forjado con un perfil de aluminio curvo que ayuda a reconocer las plantas del edificio, así mismo permite proteger térmicamente los pasos entre plantas evitando los puentes térmicos y mejorando la envolvente.
Fotografías: Riventi.
La nueva imagen que se propone apuesta por el vidrio y por toda su riqueza plástica, equilibrio entre transparencia y reflexión. Para ello se apuesta por vidrios de última generación que combinan una gran reflexión y protección solar con transparencia, para no convertir la fachada en un espejo.
Estudio del comportamiento y apariencia de distintos tipos de vidrio. Fotografía: Rubio arquitectura.
Fotografía: Rubio arquitectura.
Para dotar de mayor vibración a la fachada se ha incorporado en una segunda piel una celosía de tubos de aluminio que arrojan sombra sobre el interior y dan profundidad y continuidad a la fachada. En una tercera capa se plantea la instalación de los screens interiores que permite adaptar la luminosidad a las necesidades interiores sin “desordenar caprichosamente” la estética general que queda unificada por la estricta modulación y la celosía continua.
Detalle sección vertical en forjado de cubierta de la nueva solución de fachada. Ver PDF
Detalle sección vertical en forjado intermedio de la nueva solución de fachada. Ver PDF
Celosía de tubos de aluminio que arrojan sombra sobre el interior. Fotografía: Javier Bravo.
Fotografía: Javier Bravo.
Fotografía: Javier Bravo.
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Publicado: Sep 13, 2021